La pizza: un viaje por su historia, sus variedades y su conquista global
- Guillermo Heisinger
- 3 ene
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Hablar de pizza es como hablar de un viejo amigo que siempre está ahí para alegrarnos el día. Este disco de masa, tan simple y a la vez tan perfecto, ha viajado desde las calles de Nápoles hasta los rincones más lejanos del mundo, adaptándose, evolucionando y, en ocasiones, causando controversias culinarias. Prepárate para un recorrido entretenido y lleno de queso por la historia, las variedades y las curiosidades de este ícono gastronómico universal.
Nápoles: el lugar donde todo comenzó
Aunque hoy en día la pizza parece el plato más italiano que existe, sus raíces son humildes y su historia se remonta siglos atrás. Ya en la antigüedad, los egipcios, griegos y romanos cocinaban panes planos con hierbas y aceite. Pero la pizza moderna, como la conocemos, nació en Nápoles en el siglo XVIII, cuando alguien tuvo la brillante idea de combinar masa de trigo con tomate y queso, cocinándolo todo en un horno de leña.
La historia cuenta que la pizza Margarita, con sus colores rojo, blanco y verde (tomate, mozzarella y albahaca), fue creada en honor a la reina Margarita de Saboya en 1889. Esta combinación sencilla pero deliciosa marcó el inicio de la fama mundial de la pizza.
Variedades italianas: un viaje por las regiones
En Italia, la pizza no es solo comida; es identidad regional. Cada rincón del país tiene su propia interpretación:
Pizza Napoletana (Campania): La reina madre de todas las pizzas, con bordes gruesos, un centro delgado y una masa suave y aireada. Su secreto está en la calidad de los ingredientes y el horno de leña.
Pizza Romana (Lazio): Más delgada y crujiente que su prima napolitana. Destaca por su “Pizza Bianca” (sin tomate, solo aceite, sal y romero) y versiones creativas como la “alla Carbonara”.
Pizza Siciliana (Sicilia): Gruesa y esponjosa, casi como una focaccia, con toppings mediterráneos como anchoas, alcaparras y pan rallado.
Pizza Fritta (Nápoles): Porque si algo es bueno, ¡frito es aún mejor! Esta pizza cerrada y frita es una explosión de sabor.
Pizza al Taglio (Centro y Norte): Vendida en porciones rectangulares, es perfecta para comer mientras caminas.
La pizza cruza fronteras
La pizza no tardó en salir de Italia, y en cada rincón del mundo encontró una nueva personalidad. Algunas transformaciones son emocionantes, otras… cuestionables.
En América: la exageración hecha pizza
Estados Unidos: Aquí la pizza se reinventó de muchas formas. Desde la delgada y maleable pizza de Nueva York hasta la “deep-dish” de Chicago, más parecida a una tarta salada. California, por su parte, llevó la creatividad al extremo con toppings como aguacate o pollo al pesto.
Latinoamérica: En Argentina, la pizza está cargada de mozzarella y orégano, y la “fugazza” con cebolla es casi un emblema nacional. En Brasil, puedes encontrar versiones con maíz, plátano e incluso chocolate.
En Asia: creatividad sin límites
Japón: Ingredientes como mayonesa, mariscos y algas son comunes.
India: Aquí la pizza se fusiona con sabores locales como curry, pollo tandoori y paneer.
Corea del Sur: Pizza con borde relleno de camote o con toppings como teriyaki es lo normal.
En Europa: tradición y fusión
En Alemania, la Flammkuchen es la prima lejana de la pizza, con una base ultradelgada y crema agria, cebolla y tocino. En Francia, los quesos finos como el roquefort se convierten en protagonistas.
Y en Oceanía: ¿piña, por qué no?
Australia es una tierra donde las reglas se rompen. La controvertida pizza hawaiana (sí, con piña) tiene su hogar espiritual aquí, junto con opciones exóticas como carne de canguro o emú.
La pizza: un amor universal
¿Qué hace que la pizza sea tan amada? Su versatilidad. Puede ser simple o elaborada, tradicional o innovadora, pero siempre reconfortante. Cada país ha aportado su toque único, creando una diversidad de sabores que nunca deja de sorprender.
¿Cómo hacer la pizza perfecta?
Hacer una pizza es un arte, pero también es algo accesible para todos. Lo esencial es una buena masa (harina, agua, levadura y sal), un horno caliente y, por supuesto, ingredientes de calidad. Pero lo más importante es el amor que le pongas.
Conclusión: Una vuelta al mundo en un bocado
Desde las calles de Nápoles hasta los rincones más lejanos del planeta, la pizza ha demostrado ser mucho más que un alimento: es una forma de unir culturas y de celebrar la creatividad humana. Así que la próxima vez que disfrutes de una pizza, recuerda que estás participando en una historia global de sabor y pasión. ¡Buon appetito!
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