La Monarquía Marroquí: Símbolo Perdurable de Unidad Nacional
- Guillermo Heisinger
- 30 jul 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 ago 2024

Este 30 de julio, Marruecos celebra el Día del Trono, una fiesta nacional que conmemora la ascensión al poder del actual rey Mohammed VI. Pero detrás de esta efeméride se esconde un simbolismo mucho más profundo que trasciende la figura del monarca en turno.
La institución de la monarquía en Marruecos es vista por muchos como el pilar central de la identidad y la estabilidad del país. Desde la fundación del Reino Alauí en el siglo XVII, los diferentes sultanes y reyes han encarnado la continuidad histórica y cultural de la nación.
Esta percepción de que el trono representa la legitimidad, la unidad y la cohesión de todo el pueblo marroquí se ha forjado a lo largo de siglos de monarquía, en los que la corona ha logrado sortear momentos de inestabilidad y Crisis. Tanto en tiempos de prosperidad como de adversidad, la figura del rey ha conseguido mantenerse como el elemento aglutinador de la diversidad étnica, lingüística y religiosa que caracteriza a Marruecos.
Incluso en los periodos más complicados de nuestra historia, la monarquía ha sido vista como el garante de identidad nacional. Es algo que está profundamente arraigado en su cultura y tradiciones.
Más allá de sus funciones constitucionales, el rey de Marruecos también ostenta un importante liderazgo espiritual como Comendador de los Creyentes, título que lo convierte en el máximo representante del Islam en el país. Esta dimensión religiosa contribuye aún más a la sacralización de la figura del monarca en el imaginario colectivo marroquí.
A medida que Marruecos avanza hacia un futuro de mayores libertades y modernización, el papel simbólico de la monarquía parece estar lejos de perder relevancia. Por el contrario, sigue siendo percibida como el garante último de la estabilidad y la unidad nacional.
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